
Una noche de gran emoción con la presencia de todos los sectores de la ciudad dieron el marco a este inicio de valorizar el origen y la identidad de la ciudad, con el acto de memorar la primera radicación histórica de Goya el 9 de noviembre de 1791.
“Como descendiente directo celebro el festejo de este acto que es un reconocimiento y homenaje a los precursores del desarrollo de la ciudad”, expuso “Goyito” Gutiérrez Ballejos.
El historiador y escritor, Don Jacobo “Goyito” Gutiérrez Ballejos, es descendiente de “Doña Goya”, aquella mujer que dio nombre a nuestra ciudad y cuya historia se conoce con los primeros pasos de esta tierra. Su presencia nos conecta con las raíces de Goya, con ese espíritu pionero que convirtió una comunidad viva y orgullosa.
Al momento de hacer uso de la palabra, el escritor se encargó de describir la semblanza de Gregoria Morales:
“Estamos reunidos para celebrar el nombre de Goya. Gregoria Morales nació en San Juan de Vera de la 7 Corrientes el 22 de enero de 1741, casó en la Iglesia de San José de la Laguna Saladas, el 19 de mayo de 1761, con el portugués Bernardo Olivera. Ese mismo año en diciembre Gregoria y Bernardo Olivera recalan en “Los Mojones”, lugar largamente soñado para convertirlo en su hogar, tomando a la vez las riendas de un innato atracadero natural, canto barrancoso sobre la costa de un río sin nombre, con el tiempo Paraná Mini, hoy Riacho Goya”.
“El lugar consolidado como precario aunque eficaz amarradero, que a lo largo de las décadas de 1761 a 1791, queda asentado oficialmente el Puerto Goya, vale decir en 1791. Tratemos entonces que nuestros pensamientos viajen a esa época (1791-1762), todo esto que vemos hoy no existía -prosiguió en su exposición ante el público-, solo montes, bañados y lagunas circundaban estos parajes hasta llegar a la ribera de nuestro Riacho Goya”.
“Cuando Doña Gregoria Morales y Alegre junto a su esposo el portugués Bernardo Olivera decidieron instalarse en este bendito lugar no pensaron más que en las posibilidades de futuro que podían ganar, hicieron su casa como era la costumbre, un rancho de tacuara y pajas, comenzaron con la labranza de la tierra, el río proporcionaba la diaria comida, y el trabajo del cultivo saciaban lo faltante”.
“Pero no conforme con estas provistas, donde barcos y barcazas podían amarrarse para abastecerse de carne, tabaco, frutas silvestres, así comenzó a desarrollarse económicamente este lugar, sin nada en esos tiempos, construyendo primero el amarradero, luego convertido en obligado puerto. La familia creció, también el poblado. Tenemos registros en el libro de Florencio Mantilla, como también del profesor Cassani (Pedro), sobre lo que estoy exponiendo”.
“Calculamos entonces desde 1762 a la fecha de 1791, casi treinta años de distancia, por primera vez en un documento oficial con fecha 9 de noviembre de 1791 queda asentado el nombre de Puerto de Goya. Decía casi 30 años después que la familia de Gregoria Morales viniera a darle un impulso singular a este rincón natural de la provincia. Podemos determinar sin miedo de equivocarnos que “Doña Goya” y su familia fueron los precursores indiscutibles de los primeros asentamientos ribereños, luego un poblado más denso hasta alcanzar el nombre la “Villa del Rosario”, 61 años después en 1852 pasó a ser ciudad”.
Con mucho orgullo Jacobo Gregorio Gutiérrez Ballejos aseguró: “Soy descendiente directo, soy la 8ª generación de estos precursores, dado que una hija de Doña Goya, María Olivera Morales Alegre, se casa con José del Rosario Ballejos. De allí su descendencia hasta quien fuera mi madre Carmen Ballejos de Gutiérrez, todos ellos arraigados a este suelo, siempre pensando en el bien común, tratando de amalgamar el progreso sin perder identidad”.
Para aseverar: “Por todo esto festejo que se celebre este emotivo acto ya que en definitiva es un homenaje a quienes con mucho esfuerzo y sacrificio lograron sin querer desarrollar esta maravillosa ciudad Goya”.
Al concluir su mensaje “Goyito” Gutiérrez Ballejos arengó: “Viva Goya Señores”.
Dirección de Prensa-Municipalidad de Goya

